¿Oyes cómo sopla el viento?
es como un lamento,
es como una queja,
es como un dolor.
corre con sus pies alados
cual Hermes airoso
casi sin tocar, etéreo,
la espiga del trigo dorado.
Revolotea jugando,
salta, bulle, ríe,
serpentéa, se queja,
y vuelve a jugar.
Las ninfas del bosque
corren a su lado.
La mágica música del
gentil Orfeo
emite sonidos
tristes, mustios desolados,
pues la bella Eurídice
ya no está a su lado
y él con su intrumento
maldice, encanta, embruja
todo lo que en torno suyo
soríe, ilumina, descansa,
vive y vibra ajeno
a su triste pena:
la pena que espanta.
¿Oyes cómo sopla el viento?
parece el sollozo
de mil almas etéreas;
sus hondos suspiros
suenan en mi oido atento
como los susurros
de tu corazón.
Las almas que sufren,
las almas que gimen,
las almas que lloran,
se montan al viento
y vuelan y corren
como el pensamiento
y todas aquellas
que antaño sufrieron
las penas amargas
de un fallido amor,
vuelan presurosas
lanzando fulgores,
erizando el agua,
moviendo las flores
y con sus rumores
atráen la atención
de aquél que abstraido
mira las espigas
moverse, mecerse,
mientras su alma llora
los desgarramientos
de su corazón.
¿Oyes cómo llora el viento?
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