Consideraciones simples, pero necesarias, para el buen
funcionamiento de la sociedad humana (sin ignorar que las termitas se organizan bien sin necesidad de la intervención de termitas “intelectuales” y doctas).
D I A G N Ó S T I C O
a).- Pobreza, (pobreza extrema le llaman, aunque yo, humildemente pienso (luego existo, aunque de esto no estoy muy seguro, aún) que toda pobreza es extrema, hasta la de sentimientos, la moral –dije moral, no amoral- la ética, etc.), hambre, enfermedades, ignorancia, olvido, desamor, esclavitud; está atado, con cadenas invisibles e indestructibles, a ese “algo” que hace sufrir al ser humano, falta de empleo, falta de oportunidades (y desde luego todos los males que esta “enfermedad incurable” conlleva), ansiedad, tristeza, soledad social (estrés, le llaman unos, spleen, otros, yo le llamo simplemente infelicidad de lesa humanidad), que si bien vemos, son los mismos males
que aquejaron al hombre de Cromagnón, al de Pekín, al de Java, y a la mujer (niña)
Australopitecus Afarensis (Lucy), que vivió hace mas de tres millones de años, entre
otros ancestros nuestros (míos, al menos, para no herir susceptibilidades).
b).- Violencia, asesinatos y dolor moral (y físico) consecuente.
c).- Ultrajes, engaño, intimidación, deseos eventuales de desaparecer del planeta
d).- Rencor, odio, envidia, pensamientos suicidas (“trágame tierra”).
(No muy consideradas)
Los académicos, intelectuales “comunicadores” y otros parásitos que “piensan”, luego existen, por desgracia, opinan que estos son males añejos del ser humano, que este ha sido pobre esclavo e infeliz por naturaleza y desde siempre, que el problema no tiene otra solución que seguir sufriendo en este mundo inmundo, para ser recompensado en “el otro” (por eso los curas “sufren” mucho, tirándose a cuanto ser pueden, comiendo y bebiendo lo más que pueden, pues deben pensar (y no sin razón): “si así me va en esta triste vida, ¿Cómo será la otra de deleitosa” o en otras palabras, el que poco pide...) y recomiendan, muy justamente, seguir abaratando el trabajo de quienes trabajan, su mano de obra, para atraer capital que logre, como legendario paladín justiciero, rescatar a algunos (muy pocos) de esta endémica situación. Desde luego esto no resuelve el problema más que para unos cuantos, que finalmente son quienes se llevan las utilidades, que no deben ser “abaratadas” por ningún medio humano o divino ( y si decaen, el Estado los "rescata" con dinero del pueblo trabajador, cuya mano de obra se empeñan en abaratar), pero “no hay otra solución viable”, afirman, que los ricos son ricos, que nacieron ricos, que viven ricos, que moriran ricos y que se van a ir a la otra vida pobres, pues ya no aguantan tanto disfrute y diversión, que fueron dueños de sus riquezas, tierras, casotototas, palacios, ranchos y demás, desde antes de nacer. Que eso del esclavismo, la pirateria, la expoliación, el despojo de los pueblos conquistados a sangre y fuego, son mariguanadas de unos cuantos provocadores trasnochados y borrachos, que no tienen qué hacer, más que pensar babosadas, mientras los ricos trabajan y trabajan y trabajan y trabajan y así, hasta el fin de los tiempos jamás. y los intelectuales piensan y piensan y piensan y piensan, y se tocan la barba en señal de muda y sabia concentración intelectual. A este fin encaminan todos los esfuerzos ideológicos, políticos y sociales de las instituciones estructurales y súper estructurales, tal y como lo mandan los inescrutables cánones del pacto social que eligió el ser humano como único rector de TODAS sus actividades, por convicción personal y por lo tanto democráticamente.
Estos sabios señores opinan que el ser humano se reproduce geométricamente y los alimentos lo hacen (por inercia y convicción propia, casi divina) linealmente, consecuentemente se da una “parejera” carrera, muy dispareja, en la que el ser humano sale y saldrá, per secula seculórum, y de manera inescrutable, derrotado ( a pesar de la muy ética y redituable “invención” de los alimentos “transgénicos”) (tendrá esta sapiente y sacrosanta palabreja algo que ver con las raíces grecolatinas y escandinavas de la otrora mal vista palabra “tranza” y su consecuente pero sabia conseja “el que no tranza no avanza, pregúntome yo), y como consecuencia de esta sin par carrera parejera, el pobre hombre se quedará sin alimento y vendrá la hambruna, pero única y exclusivamente el hombre pobre la padecerá, es decir, nadamás el 99.99 % de la población.
Desde luego, para llegar a esta sapiente y sesuda conclusión, nuestros maravillosos y prestigiados académicos, nutrieron su sabihonda y aguda tesis en
Último grito de pensamiento tenaz y analítico. Filosofía pura, comprimida a extremos inauditos, ¡como estrella enana (la más enanas de todas las estrellas)! como hoyo negro del pensamiento altamente metodológico de los intelectuales, que como usted comprenderá, no abundan, son unos cuantos elegidos de
C O N C LU S I O N :
Yo, como modesto, inicuo y limitado mortal, pienso que los problemas de la sociedad no son originados por la producción, sino por la orientación de esta (canalizada a satisfacer deseos perniciosos, insanos de dinero, lujuria y poder, de quienes detentan el “control” de la vida, la felicidad y la muerte, de quienes nos dedicamos, simplemente, a poblar y eventualmente trabajar en este inmundo planeta) (maravilloso, por cierto, pero empuercado por aquellos mismos de quienes estoy hablando… perdón, escribiendo). “Por sus actos los conoceréis” diría don Jesús; y eso por que tuve la osadía de leer un mamotreto que cayó en mis manos, llamado Miseria de la filosofía de estos miserables e ignaros individuos, aunque bien a bien, aún no entiendo a qué miseria se refiere, si a la de quienes se enriquecen succionando, como viles pero “naturales” hoyos negros de la biodiversidad, la sangre, la vida y la felicidad de sus congéneres, para poder ser felices o a los “académicos” que a fin de que les arrojen un miserable hueso o migaja de esquiva y efímera felicidad (por vil y mísera), sustentan teorías tan equitativas, profundas, “audaces” y de vanguardia, que justifican su torvo (perdón, quise decir equitativo, ético, justiciero) modo de actuar y proceder (incluyo desde luego a las “fuerzas vivas", como los políticos, las fuerzas armadas (entiéndase, por favor, me refiero a las fuerzas de la “delincuencia organizada”, no a las del Estado desorganizado que padecemos por sincera elección popular).
AMÉN JESÚS.
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